
A la palabra
Entre dioses me muevo, guío al soma,
el elixir fecundo,
y soy quien acapara los dominios,
la reina que reúne las riquezas.
Muchos son los lugares, infinitos,
que los dioses me asignan, incontables
los símbolos e imágenes
en los que puedes verme, muchas son
las moradas que habito.
Aquellos que disciernen
en mí encuentran su luz y su alimento.
El que llega a entenderme alienta en mí.
Todos en mí residen,
aunque pocos alcancen a saberlo.
A mis amados hago poderosos,
y doy sabiduría al perspicaz.
Creo contradicciones, las disputas
que aquejan a los hombres desatentos.
He penetrado el vasto espacio azul,
circundado la tierra, puse al Padre
en la cúspide misma de este mundo,
nací pura en las aguas primordiales,
desde allí llegué al seno
de todo cuanto alienta y está vivo.
En verdad, sólo al cielo, al cielo eterno,
concierne cuanto sale de mi frente.
Ululo, como el viento, en toda forma,
designo cada tiempo y su lugar,
de toda vida y soplo me hago dueño
en el cielo, en la tierra y más allá.
¡Quién sabe adónde llega mi grandeza!
Rigveda 10.125
Comentario:
Una simple flor del campo, no necesita mas palabras que la de mostrarse «tal cual es» en su naturalidad. Sin embargo, los hombres siempre estamos gastando demasiadas palabras, para darnos a conocer y esto es lo que nos imposibilita la amistad con el projimo, pues solemos enmascararnos mas de la cuenta. Esto lo hacemos porque tenemos abierta la puerta a la desconfianza y el miedo. Deberiamos tomar conciencia de que en la caja de Pandora, aùn nos queda la Esperanza de acercarnos a la Amistad.
[…] https://elcontenido.es/al-principio-fue-la-palabra […]