En el Cielo, en ese mundo bien organizado, en el mundo del Amor, van solo aquellas personas que hacen la voluntad de Dios. Los ricos que hacen la voluntad de Dios van al cielo, y los pobres que hacen la voluntad de Dios van al cielo. Pero los pobres y los ricos que no hacen la voluntad de Dios no van al cielo.
El que es candidato al Amor quiere entrar en el mundo Divino. El que quiere el bien es un candidato para el mundo espiritual, y el que quiere la salud es un candidato para el mundo físico. En consecuencia, primero desea la salud, luego el bien, y por último el amor, para que pueda apoyar la salud y el bien en ti.
Cristo dice: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos, mi ley». ¿Qué ley es esa? La ley de la felicidad.
La felicidad del hombre reside en una cosa, amar. Si ama a todos, eso significa que eres feliz.