Vistas de un arroyo

El Bhagavad Gita.
El carro de Arjuna había llegado al frente y su bandera estaba presidida por Hanumán. Ahora podía ver a los hijos de Dhritarashtra y las huestes reunidas que había formado su abuelo. En medio del sonido ensordecedor que producían las diversas caracolas de guerra y trompetas, Arjuna, cogiendo el gandiva en su mano, dijo:

«Krishna, coloca mi carro justo en medio de los dos ejércitos contendientes. Quiero ver a todos los héroes que están formados contra nosotros. Quiero ver bien a esos hombres que están ansiosos por la batalla. Quiero ver con quiénes tengo que luchar en esta guerra. Quiero ver a los muchos héroes que están tan deseosos de complacer a Duryodhana.

El carro se desplazó hacia adelante, unos cuantos metros, y Krishna lo situó donde quería Arjuna: frente a Bhishma, Drona y los demás, y le dijo: — ¡Mira, Arjuna! Fíjate en el gran ejército que dirigen Bhishma y Drona. Mira a todos los kurus que se han reunido aquí para morir en tus manos. Arjuna posó sus ojos sobre aquel gran espectáculo y vio a los héroes preparados para la guerra, vio allí a muchos de los que le eran queridos. Eran sus abuelos, maestros, tíos, hermanos, hijos, amigos entrañables y camaradas. Los miraba una y otra vez, y, de repente, se sintió lleno de compasión por todos ellos. Su voz estaba emocionada por la aflicción y dijo:

«Krishna, siento que una terrible debilidad se apodera de mí. Mi boca se ha secado de repente y me tiembla todo el cuerpo. Krishna, mi cabeza me da vueltas y me siento desfallecer. Mis miembros rehúsan mantenerme en pie. Mi cuerpo arde como si tuviera fiebre y mi gandiva se resbala de mis manos. Cuando miro a todos estos hombres que son mis parientes, siento que no puedo luchar contra ellos. Fíjate en los presagios, Krishna, no auguran nada bueno para nadie. No creo que esté bien que mate a mis parientes, no quiero ganar esta guerra. No quiero ningún reino ni tampoco los placeres de este mundo. No les veo ninguna utilidad. Esos grandes héroes significan mucho para mí y están listos para luchar. No les mataría, aunque obtuviese la soberanía sobre los tres mundos. ¿Cómo entonces voy a matar a los hijos de Dhritarashtra por el placer pasajero de gobernar este mundo? Han sido ambiciosos, malvados, avariciosos y codiciosos. Admito todo eso, pero aun así siguen siendo mis primos, y es un pecado matar a los propios parientes. Antes me alejaría de la guerra. Incluso mejor sería que me matase Duryodhana. «No quiero luchar».

Arjuna se desplomó sobre el asiento de su carro. Había arrojado su arco y sus flechas y su corazón estaba traspasado por el dolor, sus ojos estaban llenos de lágrimas y su corazón de gran compasión.

Comentario
Hasta aquí el desaliento de Arjuna, ante la perspectiva de verse a sí mismo educado y conformado por las costumbres y los hábitos de su tiempo histórico. En la mayor medida, este héroe y principe, ha sido llevado a esta situacion por la educación que ha recibido de su mundo en general por sus familiares, educadores y maestros que le llevan formar todo su medio de vida y que son el soporte de sus experiencias y sentimientos. Son todas las costumbres e ideas del mundo circundante, las que presentan la batalla diaria de cada uno de nosotros. Arjuna aqui en esta leyenda, representa al “Ideal humano por excelencia» que proclama a tomar la sublime decisión de querer ver mas claro el sentido de la vida y el porque real de la batalla obligada de cada dia. Arjuna, como buen buscador o filósofo de la Verdad, tiene que avanzar sí o si, en el conocimiento de sí mismo y de lo real.

Es el principio mismo de toda acción, para encontrar el origen y el destino de la vida misma. Se trata de aquel aforismo antiguo que proclama :»hombre conócete a ti mismo» que ondea en la insignie bandera de la Academia de Platón. Pero es ahora mismo, en la actualidad propia de la historia representada, cuando Arjuna ya subido en el carro de su propia y firme decisión, va a emprender un nuevo avance en su educación, que no es otra que la de cumplir su deber de caballero. El verdadero campo de batalla está delante de sí mismo, esperando la acción, pero no acaba de verlo claro y duda. Entonces se desampara y se aflige buscando una respuesta y una salida válida. Lo pasado, está representado por los Kuravas, tiene que dejarlo atrás sin remedio, pues se han vuelto en contra de un verdadero desarrollo y le atan e impiden ver la verdadera realidad de la vida misma. Ahora Arjuna, ya no es un niño y en su consciencia de adulto, en lo más espiritual y sublime, que en el mismo Bhagavad es representada por el mismo Krishna, mediante la forma de maestro, amigo y espíritu guia, que en conciencia y en experiencia le enseñara el camino, el medio y el modo, para avanzar en el sendero de discípulo. Nuestra conciencia pues, es nuestra amiga y que por eso muchas veces nos reprende y nos señala; otras nos da una cierta esperanza y ánimos para seguir adelante. Pero es ahora necesario en la siguiente presentación o estancia, en llegar a saber que tipo de conciencia es la determinada para actuar bien, si es la misma que verdaderamente nos libre de las ataduras o es aquella que se disfraza de nuestro seguro guía, con el fin de conseguir y satisfacerse en todos sus gustos y apetitos.

No olvidemos que para muchos de nosotros lo que nos ahora nos parece razonable, bueno, formal y ético, para otros no lo es tanto, porque hay muy diversas y diferentes maneras de valorar los mismo actos, que en conciencia cada día nosotros ponemos en marcha.

“Lo que es verdad para los sabios, parece mentira para los necios y viceversa”.

Se trata pues de diferenciar entre “una conciencia particular de nuestro Yo, y una Consciencia Universal, que sería la única que nos libre del error, de las diferencias y las dudas. El siguiente paso adelante pues, tiene que ser realizado, el combate nos espera para disipar todo aquello que nos deja paralizados, cómodos y torpes – estamos hablando de nuestra conciencia particular o sea de nuestro ego personal y egoísta –

Para que se dé en nosotros un paso muy necesario, que es el dejarnos alcanzar por la gracia y la ayuda del “conocimiento cierto” que proviene de la experiencia y este caso del Señor . Se trata de la enseñanza del Maestro que nos ama y nos muestra el porqué de la puesta en marcha efectiva, verdadera y necesaria de una “verdadera realización del ser”. Es a través de la enseñanza y de la experiencia, junto con los trabajos diarios pendientes por hacer los que nos aguardan en un futuro próximo. Trabajos que tenemos delante de nosotros hoy, como los que nos llevan a relacionarnos con otros seres humanos, que como dignos hijos del Creador, anhelamos encontrarnos con la verdadera Justicia y hermandad en su Verdad.

Somos pues, humanos que soñamos ser coronados o asemejarnos al menos, a los hijos del Creador. Es pues evidente, que la puesta en escena en el campo de batalla, se traduce aquí en el Gita, como a nuestro propio estado o “Dharma”– aquello establecido para cada ser, de manera una natural y ordenada desde el principio de nuestro nacimiento, por la propia Justicia Divina.
La denominación que el Mahabharata señala a esta primera verdad o contenido de sus enseñanzas es, que todos los seres estamos determinados por el cumplimiento del deber. Si se cumple este mismo deber, se es feliz y si se le esquiva o niega por ignorancia comienza a oscurecerse la misma vida. Alguien que en verdad nos quiera y nos aprecie en nuestra propia libertad, nos diría ante un conflicto, -¡haz lo que te dicte tu conciencia!- porque en verdad la conciencia es y debe ser nuestra mejor baza para caminar por la vida, pues esta, algunas veces nos llega a reprender y nos señala. Muchas otras más, nos da cierta esperanza para seguir adelante.

El siguiente paso tiene que ser dado, el combate contra aquello que nos deja paralizados, agobiados por la duda, nos espera, pero que aún en nuestro noble empeño de luchar, necesitamos ver y sobre todo encontrar la inestimable ayuda de un maestro, de una guía y de la ayuda inestimable del conocimiento. Necesitamos ver en la enseñanza inestimable de Aquel que sabe de verdad y que tiene la experiencia, la ciencia y la luz suficiente que nos permita de verdad acertar en las tareas.

Necesitamos ver donde se hallan las respuestas y por eso mismo Arjuna pide insistentemente y por cuatro veces “quiero ver”. Y el Maestro que nos ama y conoce el porqué de todas nuestras luchas nos dice: Krishna le miró durante un momento y le dijo: —Arjuna, ¿Cómo permites que el desaliento se apodere de ti? ¿Acaso no te das cuenta de que la situación es crítica? ¿Cómo permites que tu ánimo decaiga en este momento tan crítico a causa de esos sentimientos? Esos sentimientos no son nada nobles, te apartarán del cielo y serán una mancha para tu buen nombre. Estás ganándote la ignominia. Aparta de tu corazón esta flaqueza momentánea y levántate. No olvides tu hombría. ¡Vamos, Arjuna, prepárate para la batalla.

Campo de batalla

Arjuna, que todavía era incapaz de sobreponerse de su desánimo, dijo: — ¿Cómo puedo dirigir mis flechas contra Bhishma y Drona? Krishna, mi deber sería adorarles y, en cambio, estoy tratando de matarles; no es justo. Su sangre teñirá cualquier gozo que yo pueda tener más tarde en este mundo; no puedo hacerlo. Krishna, tú sabes que no soy un cobarde, esto no es debilidad, es compasión por el enemigo. No sé qué debo hacer. Dímelo, dime qué es lo que debo hacer, lo dejo en tus manos. Haz conmigo lo que desees. Estoy seguro de que nada disipará este dolor, ni siquiera las recompensas prometidas en el cielo y en la tierra.

Comentario
Bhishma y Drona nuestros parientes que nos educaron, podrían traducirse por «la personalidad que soy» y con la que me siento cómoda, porque es lo creo que soy. Es mi ego con sus pensamientos y su caracter.No estoy mal así, pues es la base de mi caracter que me hace tirar para adelante, más o menos con mis problemas, con mis gustos y mis apetencias. Ahora, ante la batalla a afrontar, en el fondo de todo esto, se encuentra algo de miedo, pues delante tiene al más terrible de los enemigos, su abuelo Bhishma y además a Drona a quien le debe su casi completa formación en las armas y la lucha. En una palabra tiene delante de sí a toda su gente, representada por el abuelo y a su maestro Drona que le ha conformado y educado. ¿Cómo atacar a su propia gente, a su propio ser? Hay que tener compasión y gratitud por aquellos que nos han educado. Pero en el fondo, la verdadera compasión referida hacia los demás parientes, está referida hacia mí, en forma de un oculto egoísmo. Se presenta entonces un dilema. Aunque ahora sí que estoy decidido a la lucha, surge el apego a lo que ya he adquirido, la ignorancia de no distinguir un paso mas adelante. Además en realidad, en la comodidad de lo «ya conocido y estable» se tiende por lo general a no arriesgar la seguridad ya obtenida. Se trata de no perder lo ya adquirido y es tendencia natural a quedarse quieto, apoyandose en pensamientos tales como «aunque no soy feliz del todo, me voy apañando con lo que ya tengo, porque observo que aun otros, se encuentran en peores circunstancias que yo» y esto me sirve de apoyo para llegar a conformarme y a no perder lo que ya he obtenido. Ante esto puedo reflexionar que; una ley muy antigua me ordena a que no me arriesgue en nada en mi actual estado. Es la herencia del abuelo que ha sobrevivido al tiempo. Se trata del personaje atado y fijo en lo profundo de la caverna, del mítico relato de Platón. Una vez más se trata de cierta actitud que es, la de no dejar morir lo ya conocido y presente. Tenemos mucho andado que nos ha llenado la maleta, a la misma que le tenemos un afectuoso apego.

Menos mal que el Joven Arjuna una vez más pide ayuda y se vuelve a poner en las manos del Señor, porque tal como le decía antes Krishna al discípulo, que esta es una situación muy crítica y es cierto, pues se trata nada mas ni nada menos, que la pérdida de la esperanza natural de poder alcanzar una vida plena, mejor y eterna que se encuentra en el horizonte próximo del campo de batalla.

Es muy natural la tendencia a no cambiar nuestra personalidad si esta misma, se la ve bajo el cristal de nuestro ego, pero en cambio si
abandonamos el prisma de nuestros pensamientos y nos ponemos en armonía con las palabras y en las manos del Señor, entonces todo el horizonte se nos cambia.
Arjuna se sentó en silencio rehusando luchar.
Krishna le sonrió y le dijo: —Arjuna, te estás preocupando por aquellos que no lo merecen y, sin embargo, hablas como si fueras sabio. Un hombre sabio nunca llora, no llora ni por los vivos ni por los muertos. Créeme, el alma eterna es imperecedera y nadie puede comprenderla, sólo los cuerpos son perecederos. El cuerpo pasa en la vida por los diferentes estados de niñez, juventud y vejez y del mismo modo que estos estados son
naturales, la muerte, que es el cuarto estado, también es natural. La muerte hace que el alma pase de un cuerpo a otro. Cuando los sentidos se unen a los objetos de los sentidos, aparecen el calor y el frío que afectan al cuerpo, y el placer y el dolor que afectan a la mente. Estos no son sino nubes pasajeras, no duran para siempre. Debes aprender a soportarlos; cuando aprendas a dejar de ser afectado por ellos, serás merecedor de la inmortalidad.

Comentario.
Cuando tememos perder lo ya adquirido, nos produce un cierto miedo al vacío. Es como si nos dijeran que debemos renunciar a lo ya adquirido, matar al sentimiento, a nuestras conocidas ideas de lo ya conocido y lo formado en nuestra forma de ser. Pero claro que en esta enseñanza, se da la perspectiva de que el candidato se ha dispuesto ya a dar el salto, a dar la batalla, pues es su propia decisión la que ha puesto sobre el carro de su propia personalidad, con todos los sentidos puestos, aquellos mismos que conforman los caballos del carruaje. Es como si tuviéramos que dar un salto al vacío y con la presencia de la duda de perder lo conseguido hasta ahora.
El desaliento primero y la duda presentada, son naturales al principio de cada tarea si la proyectamos bajo nuestra propia experiencia y es porque aún nos faltan todavía más detalles, más conocimiento sobre el paso a dar en adelante.
Y sigue Krishna.
»Todo este universo tan inmenso está presidido por el Eterno. Arjuna, tú crees que eres el que mata y tu víctima piensa que es aniquilada por ti, pero ambos estáis equivocados. Ni tú matas ni tu víctima es aniquilada, no es así. Lo que no ha nacido, no puede morir, ni siquiera cuando muere el cuerpo. Una vez que conozcas lo que es imperecedero y eterno, una vez que conozcas lo que no tiene nacimiento ni cambios, ¿Cómo puedes
matar? Cuando un vestido está viejo y roto, el hombre lo arroja y se pone otro nuevo. Del mismo modo, el alma, cuando el cuerpo envejece, que es algo inevitable, lo abandona y toma un cuerpo nuevo. Dices que vas a matar a tus enemigos, pero estás equivocado. Las armas no pueden herir el alma; el fuego no puede quemarla, ni el agua puede mojarla. Es Eterna y es la misma para siempre. Una vez que comprendas esta verdad, no te
preocuparás.

Supongamos que no conoces la Verdad Suprema. Incluso así, no debes preocuparte, sabes que la muerte de un hombre se decide en el momento que nace. Siempre que alguien nace, es seguro que ha de morir y del mismo modo siempre que alguien muere es seguro que volverá a nacer. Por eso, no debes preocuparte. Es un misterio el modo en que las cosas y los seres vienen al mundo y también es un misterio su destino después de la muerte; sólo conocemos la porción intermedia: su tránsito por la tierra. Pero no has de preocuparte por esto, el alma que reside en el cuerpo nunca puede morir, así que no tienes porque llorar.

Comentario.
En este capítulo es necesario aunar las fuerzas necesarias y armarse de valor para abandonar el pasado y lanzarse al futuro. Pero claro que un salto así, lo hace un loco o un ignorante, que tal vez se pierdan más adelante con el fantasma de la duda ante los siguientes resultados: «el loco con el fruto de su locura y el ignorante con el fruto de su error». Pero en verdad no es ninguno de los anteriores casos, pues en esta estancia krishna, además de animar a Arjuna a que se decida a la batalla necesaria para su avance espiritual, además le da una puerta abierta de conocimientos para disipar toda duda y los miedos. Aquello que teme perder no va a suceder, pues lo que teme perder se le va presentar de nuevo fresco y radiante en su camino. Nada se pierde, nada muere, sino que estos toman nueva versión en el tiempo, un encuentro paulatino de pequeñas verdades, que servirán cada día para alcanzar la tranquilidad en el ánimo y el encuentro de verdades más completas.

La frase que se presenta aquí podría ser la misma que el cristiano encuentra en su Evangelio: «abandona tu vida, si realmente quieres vivir y
sígueme» En una palabra caminar hacia adelante, pero ahora con el conocimiento de que todo se trasforma y nada se pierde. El estado actual aunque no sea la última verdad es necesario pasarlo y aunque es relativo, es útil para el porvenir. El camino se hace a través de verdades relativas y útiles que nos llevarán a la verdad absoluta que es Dios. «Ahora vemos como en un espejo y al final veremos a Dios».
Y sigue.
»Incluso si no comprendes todo esto, permíteme que te diga que debes luchar porque eres un Kshatrya. Tu deber es luchar, una guerra justa es el mayor bien que puede acontecerle a un Kshatrya. Tú tienes esa oportunidad. Las puertas del cielo están abiertas para ti. Si te alejas de esta guerra, que es una guerra justa, estás ganándote la infamia. Estás evadiéndote de tu deber y eso es un pecado. El mundo hablará de tu vergonzosa conducta y para un hombre que ha alcanzado tantos honores en el pasado, eso sería peor que la muerte. ¿Quién crees que comprenderá las razones que te motivaron a alejarte de la lucha? Pensarán que tienes miedo de luchar y serás despreciado por los hombres que antes pensaban bien de ti. Tus enemigos se reirán de ti y te infamarán. ¿Puede haber algo más penoso que eso? »Si mueres luchando, tienes un lugar seguro en el cielo y si ganas la guerra, la tierra es tuya.

Decídete y levántate, Arjuna. Tienes que luchar, debes hacerlo. Tienes miedo de cometer pecados, pero yo te diré cómo escapar al pecado. Trata por igual al placer y al dolor; a la ganancia y a la pérdida y a la derrota o a la victoria. No dejes que tu mente te perturbe con pensamientos ni
dudas. Prepárate para luchar y te aseguro que no cometerás ningún pecado.

Te hablaré más de esta norma de conducta llamada Karma Yoga y si la sigues, te librarás de la atadura del Karma. Las acciones que se hacen
buscando resultados, beneficios y frutos producen ataduras. Este yoga no es como el Karma Kanda de los rituales en el que existe el peligro de caer en el pecado por una pequeña transgresión en el procedimiento. El yoga del que hablo es distinto; no se pierde ningún esfuerzo, ni existe nunca ningún daño. Con un poco que lo sigas, quedarás libre del Gran Miedo (Muerte).

Comentario.
Aquí, karma Kanda representa a las formalidades y a los preceptos de la ley, normas y ritos que conforman nuestro presente, nuestra comodidad establecida y a la que hay que vencer, pues tal actitud nos imposibilita de seguir el camino de conversión y salvación. Es la falsa y cómoda creencia de que en realidad nos conformamos con ser buena gente, tibia en una palabra. Se comienza a vislumbrar ya de cerca, la comodidad de nuestras vidas y los frutos de ilusión que nos mantiene en la espera de un milagro exterior.

El miedo a perder lo ya conseguido nos paraliza y no podemos avanzar. Las costumbres adquiridas, conforman nuestra butaca que nos sirve para ver la vida pasar delante de nosotros mismos, como espectadores de nuestras de nuestras propias obras. El actor mismo, que somos nosotros, se ha sentado y ha parado la película en la mejor escena y donde se siente más seguro y vivo.
En una palabra nos hacemos cómodos y lentos ante la necesaria puesta en marcha hacia que nos lleve hacia adelante. Las costumbres y hábitos que nos conforman nos atan a nuestra conducta diaria, las mismas que nos hacen llevar un determinado ritual de vida. Somos, en una palabra el resultado de lo que hemos pensado y en cierta manera le tenemos un apegado cariño a nosotros mismos, aunque seamos los espectadores de sus gustos y apetitos de la personalidad adquirida.

También tenemos cierta seguridad de seguir siendo de esa manera, pues es el instinto de supervivencia heredada de nuestros primogénitos (Bhishma), del apego y la permanencia en lo establecido y conocido, que nos hace torpes para lanzarnos a otros cambios. Es el instinto repito, de supervivencia y seguridad tan logrado a lo largo de muchas generaciones que siempre ha esquivado a la muerte.
Prosigue.
Arjuna, trata de elevarte por encima de los tres gunas, trata de que no te afecten los pares de opuestos y piensa sólo en la pureza. No pienses en poseer nada, piensa sólo en mí y deja que esa sea tu única meta. No pienses en otras cosas. »Tu deber es actuar. Lo correcto está sólo en la acción. No te preocupes en lo más mínimo por sus frutos. Cuando realices una acción, no pienses en sus resultados o recompensas. Pero no te
engañes pensando que la inacción te ayudará. No, tampoco tienes derecho a quedarte inactivo, tan sólo no te apegues a nada. Haz tu trabajo con mente imparcial, sin que te afecten el éxito o el fracaso. Se llama Yoga a ese
estado imparcial de la mente.
Comentario.
Es inevitable que para llenar un vaso de agua, este debe estar vacio, del mismo modo que para comprender lo que Krishna le está diciendo se debe uno que vaciar de los propios pensamientos que me llevan al error y a la angustia. Es concebible que tengamos nuestras ideas, porque son las que nos ha ayudado a llegar hasta aquí, pero debemos tener la valentía y fuerza de poder soltar esas ideas si hemos descubierto que ya no nos hacen falta o que son falsas. Por lo tanto es necesario pues el desapego anunciado por el Maestro. También debo darme cuenta que el sentido común viene pues en mi ayuda, si le dedico un tiempo a la meditación y a la oración.
»Arjuna intervino y preguntó:
—Krishna, háblame más del hombre que es imparcial, cuyo intelecto es firme y cuya mente está desapegada. Descríbemelo. Krishna debió sentirse complacido cuando vio que Arjuna mostraba signos de resurgir del desánimo en el que había caído y centrándose en el tema, le dijo: —Me hará feliz decírtelo. A este tipo de hombre se le llama Sthitaprajna. Lo primero que se ve en él es que ha abandonado todo deseo mental y su
espíritu encuentra descanso en sí mismo. Su pulso no le falla frente al dolor, ni late más rápido cuando se le acerca la alegría. Hay tres estados que jamás toman lugar en su mente: el deseo, el miedo y la ira. Nunca está apegado a nada ni a nadie, trata al bien y al mal con la misma ecuanimidad y tampoco siente euforias, ni odia.
El hombre que es imparcial retira sus sentidos, concentrándose dentro de sí mismo, igual que la tortuga hace con sus miembros. Una vez que ha retirado así sus sentidos, el alma pierde el apetito por los objetos de los sentidos, e incluso el gusto por ellos que pudiera continuar, se deshace cuando se alcanza al Supremo. »No obstante, esto no es nada fácil. Los hombres más sabios se encuentran con que a veces los sentidos se rebelan y arrastran a la mente en su corriente.

Entonces la mente es como un bote sacudido de aquí para allá por una tempestad. Debes controlar los sentidos y eso sólo es posible si meditas en mí. Una vez que el hombre da lugar al apego hacia los objetos de los sentidos, todo se convierte en un caos, ya que el apego da lugar al deseo y el deseo engendra la ira. El paso siguiente es la ilusión; la mente se confunde y se pierde el entendimiento. La destrucción le sigue como una estela. Así que has de controlar los sentidos. El hombre en el que los deseos se disuelven como las aguas cuando entran en el mar, consigue la paz. Este es el estado divino y esta es la dicha del estado de Brahma del que ningún hombre caerá de nuevo.

Comentario.
El Yo personal, ya establecido es nuestro carácter y es muy difícil proponer un nuevo camino, pues la tendencia es estarse quieto. Por esto, me hace falta un conocimiento más profundo de una puesta en marcha, de una nueva acción y para ello es necesario un nuevo conocimiento y una nueva manera de actuar en adelante. Lo pasado es pasado y debe quedarse atrás. Es poder actuar bien sin mirar los resultados. El maestro una vez más le muestra las tres tendencias de la acción y sus consecuencias, las tres gunas o modos. Es preciso saber que, sujetar los pensamientos es harto muy difícil y dicen que estos, se asemejan a un mono que salta de rama en rama y que nunca se detiene. En verdad así es, el pensamiento tiene su propia energía y no para ni cuando duerme.

Por el camino de la dejadez y del abandono, las ideas toman su forma y arrastran a los sentidos hacia la actividad y a todos sus frutos. Krishna le pide que para sujetar a los caballos de las pasiones no hay nada más que pensar en El, es decir tener al pensamiento bien sujeto y ordenado. Este estado idóneo se le puede llamar apropiadamente, oración y si esta es constante, firme y perseverante conduce a la felicidad y a la paz.

La mente es el principal enemigo, pues debe ser conducida hacia el control, tarea nada fácil y en extremo dificultoso, incluso para los más sabios, por eso debemos dejar las riendas de la mente al buen conductor, que es el Señor, Krishna en el relato.
Sigue el relato.
»Arjuna, que había estado escuchando atentamente, intervino preguntando:
—Krishna, dices que la realización de Brahma es el estado más alto. ¿Entonces por qué me pides que realice esta horrible tarea? Krishna le dijo: —Hay dos senderos que conducen a ese estado. Uno es el conocimiento a través de la meditación y el otro es el trabajo para el hombre de acción. Recuerda que ningún hombre puede quedarse quieto ni siquiera por un momento. Todo hombre tiene que actuar.

Es ley de la naturaleza que todo esté en continua acción. Puede que encuentres a un hombre sentado y quieto sin hacer nada; sin embargo, su mente está ocupada en el mundo de los sentidos; este hombre es un hipócrita. Luego hay otro tipo de hombre, el Sthitaprajna del que te hablé, que ha controlado sus sentidos y su mente, y que cuando trabaja, lo hace desapegado. Este hombre es infinitamente superior a cualquier otro tipo de hombre. Debes cumplir con tu deber y, además, sin actuar no puedes vivir. Incluso tus órganos corporales necesitan estar en acción para
sostenerte. » ¿Cómo puede, entonces, escapar el hombre a la atadura de la acción? Realiza el trabajo como un sacrificio, deja tus apegos y trabaja como si estuvieras realizando un sacrificio para mí, este es el secreto de la acción desinteresada. El trabajo ha de hacerse para beneficio de los demás y no para nosotros. Dedícame todas tus acciones y lucha, fijando tu mente en el Espíritu Eterno. Desapega tu mente de todo tipo de deseo y de ti mismo. Entonces, cuando cumplas con tu deber, el pecado o el beneficio, cualquiera que sea el caso, no recaerá sobre tí y seras libre.

Comentario:
La manera más apropiada para conocer los frutos de una acción cualquiera es la de ver sus frutos. Siempre queda el resultado de lo que se piensa y se realiza en la vida. Todos hacemos algo siempre, pero la mayoría de nosotros lo realizamos por la simple supervivencia nuestra. Vivimos constantemente dándonos gusto a nosotros mismos. Casi siempre quedamos calmados, pero jamás satisfechos del todo y jamás llegamos a sentir una dicha plena que nos llene. Para alcanzar una verdadera alegría de espíritu, basta con que nos olvidemos de nosotros mismos y dediquemos más tiempo a los demás, con nuestras energías y pensamientos. Urge entonces una vida altruista y volcada para el bien del prójimo, cuando dispongamos de tiempo libre y una vez que ya hemos realizado nuestras tareas y deberes obligados del día. Se trata de alejarnos de nosotros mismos siempre que podamos y atender al necesitado.
Continua.
Arjuna dijo: —Comprendo lo que dices, pero, Krishna, el hombre es conducido a veces al pecado a pesar de sí mismo; a pesar de sus buenas intenciones y en contra de su naturaleza; como si no tuviera voluntad. ¿Por qué ocurre esto? Krishna dijo: —Sé a lo que te refieres; el deseo y la ira inducen al hombre a cometer pecados. Considera estas dos cosas como los peores enemigos del hombre. El verdadero conocimiento está oculto en el interior y está cubierto por estas dos cosas. El humo cubre a la llama y el polvo cubre a un espejo, igual que el feto está oculto en la matriz. Del mismo modo, no puedes ver el alma que está dentro de ti por estas obstrucciones. Un soplo de aire es suficiente para apartar el humo que cubre al fuego; para un hombre de temperamento sátvico el más mínimo esfuerzo es suficiente para revelarle el Dios que lleva en él. El espejo, si se limpia con un paño, queda claro; un esfuerzo un poco mayor es necesario para que un hombre de naturaleza rajásica realice al Supremo. El niño tiene que esperar durante meses antes de que pueda liberarse de la matriz que le contiene. Y aún un poco más de esfuerzo ha de poner un hombre de tendencia tamásica que quiere liberarse de los sentidos y realizar a Brahmán.


Comentario.
Una vez puesto a disposición de cambiar nuestra personalidad egoísta y con la noble intención de ponernos a disposición libre con la vida y con nuestros semejantes, tratando de amarlos como a nosotros mismos, sucede que comienza a verse de manera muy clara y firme, todas las tendencias propias de todos nuestros defectos, visibles e invisibles. La imagen que tenemos ahora de nosotros mismos, nos imposibilita ver más allá y sobre todo lo lejano del verdadero ser espiritual que recién y levemente comenzamos a vislumbrar ya desde ahora.

Tal como le conviene a un peregrino que ya ha comenzado a caminar firme y decidido hacia adelante, debe poner los ojos y todo el anhelo, en los siguientes pasos hacia adelante, mediante hitos o señales en el camino para no andar a la deriva. ¿Cuál es la verdadera naturaleza del ser? La propia naturaleza de cada uno de nosotros, variadas en los diversos carismas, nos conducen a una y diversas tendencia en el obrar. Hay diferencias y quien avanza más deprisa que otros, terminan siendo adelantados y algunos otros aún recién comienzan a caminar solo han avanzado unos pasitos cortos. No importa donde estemos situados al final del día y tampoco la causa que nos tiene imposibilitados para seguir, pues la acción es propia del camino y no del destino.

La meta es lo importante ¿Y cuál es esa meta? En el siguiente capítulo se nos muestra.
Sigue.
Krishna decidió entonces que Arjuna tuviera un atisbo de Su Divinidad y le dijo deliberadamente: —Yo le enseñé este yoga a Vivasvan, él se lo transmitió a Manu y Manu se lo enseñó a Ikshwaku. Ha sido transmitido de generación en generación, pero poco a poco se ha ido perdiendo hasta eclipsarse. Ahora te estoy contando este secreto ya que eres mi amigo y porque te amo.

Arjuna le dijo: —Pero Krishna, Vivasvan vivió hace muchas eras, antes de que tú nacieras. ¡No comprendo cómo pudiste mostrárselo! Krishna sonrió y le dijo: —Tú y yo hemos tenido muchas encarnaciones, sólo que yo conozco las mías y tú no recuerdas las tuyas. Yo soy el Innacido y el Eterno, soy el Señor de todo. Cuando hay un declive de la justicia en este mundo y hay peligro de que la injusticia destruya el Dharma, Yo me manifiesto. Me encarno y nazco yuga tras yuga para proteger a mis devotos, destruir a los malvados y establecer y propagar el Dharma. No cualquiera puede conocer mi divinidad, pero los pocos escogidos que por su amor por mí la conocen, nunca más vuelven a nacer y llegan a mí. No
tienen miedos, ni ira, ni pasión, buscan refugio en mí y están entregados a mí. El fuego del conocimiento les hace puros y se vuelven uno conmigo. No importa de qué forma se acercan a mí, ni de qué forma me adoran; a todos aquellos que me aman y me sirven, yo les acepto.

Te hablaré más del yoga de la acción. Toda empresa del hombre debe estar libre del deseo de su fruto. Sólo entonces el hombre será feliz; siempre estará trabajando y, sin embargo, no estará trabajando en el conocido sentido de la palabra, ya que no le dará ninguna importancia a los frutos de sus acciones. El conocimiento de la divinidad reduce a cenizas todo el apego al trabajo y el hombre se libera de toda atadura. Un hombre inducido por acciones desinteresadas y por el conocimiento, ha destruido todas sus dudas y se vuelve uno conmigo. Cuando me entrega los frutos a mí,
consigue un estado mental equilibrado y obtiene la paz. Pero los hombres inducidos por deseos egoístas, se apegan a los frutos de su trabajo y se atan, quedando envueltos en el mundo. Un verdadero yogui, un sanyasin, es el que realiza el trabajo que debe hacer y no busca los frutos de él. La renunciación es el trabajo desinteresado. La verdadera renunciación, es la renunciación al deseo y nada más que eso. La acción es el único
medio de alcanzar el yoga de la renunciación; una vez que se consigue, la serenidad viene por sí misma a la mente.

Los placeres que surgen del apego, son sólo fuentes de dolor posterior, tienen un principio y un fin. Las cosas que tienen principio y fin, nunca son la fuente de la eterna alegría y el hombre sabio debería evitarlas. Cuando un hombre llega al estado en el que el frío y el calor, el placer y el dolor, el honor y el deshonor le parecen igual, siempre está sereno. Un puñado de tierra, una piedra y un pedazo de oro, le parecen igual. No
puede ver diferencias entre amigos y enemigos, entre gente indiferente y gente parcial, ni incluso entre gente malvada y gente justa. Este hombre es grande.

Comentario.
Pasar por la vida sin apegarse a las experiencias es sumamente difícil, casi imposible. Pero es lo único que nos llena de paz y descanso. Todas las acciones son necesarias, pues somos seres encarnados para la obra, pero debemos asemejarnos al actor de la vida, pues el mundo es el Gran Teatro y de alguna manera es la Gran Ilusión. Debemos saber, que cuando terminemos nuestro papel, debemos ser tan ligeros para que olvidemos enseguida lo acontecido y realizado, pues en realidad es ilusión todo lo creado, o sea hablando a la manera oriental, todo es Maya, ilusorio y pasajero.
Y por fin el secreto de todos los secretos
»Escúchame cuidadosamente, Arjuna, pues te contaré el secreto de todos los secretos: he asumido esta forma humana, pero los ignorantes no me reconocen como el Señor de todos los seres. Yo soy el UNO y el ÚNICO. El adorarme a mí conduce a los hombres al estado supremo que soy yo mismo. Yo soy el Padre del universo y la meta de toda meditación y adoración. Aquellos que meditan en mí y me adoran a mí y sólo a mí, llegarán a mí al final. Por lo tanto es muy fácil alcanzar mi Gracia. Cualquier cosa que hagas, cualquier cosa que comas, todo lo que des y cualquier sacrificio que realices, dedícamelo todo a mí. De ese modo quedarás libre de la atadura del Karma y de los buenos o malos frutos de tus acciones. Quedarás libre para venir a mí.» Arjuna dijo: —Dime cómo puedo conocerte mediante la meditación constante. Quiero saberlo todo sobre tu poder y tu grandeza. Quiero saber cómo poder buscarte y dónde moras.

Krishna le dijo: —Yo soy el Alma que mora en el corazón de todo. Soy el principio, el medio y el fin de todas las cosas. Entre los adityas, soy Vishnu. De los Vedas, soy el
Sama. Entre los sentidos, soy la mente. Y entre los seres vivos, soy el Intelecto. Entre los rudras, soy Sankara y entre las montañas soy el monte Meru. Entre los ríos soy el Ganges. Entre las palabras soy el gran AUM y entre las armas soy el Vajra. Entre las medidas, soy el tiempo, soy la Muerte que les destruye a todos y soy el origen de las cosas que han de nacer. Soy el germen de todos los seres vivos. No hay nada móvil o inmóvil que pueda existir sin mí. Todo lo dotado de grandeza, belleza y fuerza ha surgido sólo de una chispa de mi esplendor. Mantengo el universo entero con sólo un fragmento de mí.

Arjuna le dijo: —Deseo ver tu Forma Divina, Señor de los yoguis. Por favor, bendíceme con tu Gracia y revélame tu verdadera Forma. Krishna le abrió a Arjuna el ojo divino y le reveló su forma divina. Arjuna contempló el esplendor del todopoderoso, que era mayor que la luz de mil soles. Vio todo el universo con sus miríadas de formas reunidas todas en una e Juntando las palmas de sus manos en una salutación constante, dijo: — ¡Señor de Señores! En tu cuerpo veo a todos los dioses y también a toda la variedad de la hueste de los seres vivos. Veo a Brahma y a todos los rishis, tu forma es infinita. Eres el Imperecedero y el Supremo a quien hemos de realizar. Tú eres el hogar de todo este Universo entero y el Guardián de la Ley Eterna. Eres el Ser Primario, tus ojos son el Sol y la Luna. Tu rostro brilla con el esplendor del fuego y este universo está siendo devorado por el fuego que tú eres. Tú llenas los interespacios del paraíso, la tierra y el cielo. El mundo y yo temblamos al contemplarte. »Veo a los
hijos de Dhritarashtra y a los guerreros: Bhishma, Drona, Radheya y también a los grandes héroes de nuestro lado corriendo hacia tu boca terrible. Como los ríos de la montaña se precipitan tumultuosamente hacia el océano, estos guerreros van corriendo hacia tu boca llena de fuego. Parecen un jabardillo de polillas que se lanzan hacia una llama ardiente, consumiéndose en ella rápidamente.»Ten misericordia de mí y dime quién eres. ¿Cuál es el propósito de esta destrucción que me aterra?


Comentario.
Conocer a conocer la Verdad sobre el nacimiento y la función genuina de la vida en general, es algo reservado a muy pocos en el intelecto y si alguno puede llegar a explicarnos cual es el verdadero sentido de la Vida, a ese le podemos llamar Sabio. Pero muy contados son los profetas y mas raros, los iluminados que han visto a Dios. Algunos dicen que Dios es la propia Bondad y la Paz soñada por muchos, pero en verdad es todo un Misterio para la mayoría de nosotros.
Krishna le dijo: — ¿No puedes reconocerme? Soy el Tiempo, el gran destructor, que destruye este poderoso mundo. Ya he comenzado a destruir a todos estos héroes, todos y cada uno de ellos morirán. Levántate ahora, Arjuna, y gana para ti fama duradera. Yo ya he matado a estos hombres, tú serás sólo el instrumento mediante el cual yo les destruiré. Bhishma, Drona, Radheya, Jayadratha y muchos otros están ya sentenciados, mátales y gana la guerra.
La voz de Arjuna estaba sofocada y sus palabras salían vacilantes. Unió las palmas de sus manos y dijo: — ¡Infinito Ser! ¡Señor de Señores! ¡Morada del mundo! Tú eres el Imperecedero, el Ser y lo que yace más allá. Tú eres el Primero de los dioses; el Ser Primario, tú eres el Tesoro Supremo del mundo. Tú eres el Conocedor y tú eres lo que se ha de conocer. Tú eres la Morada de todos. Este Universo entero está presidido por ti. Tu forma,
tu fuerza y tu poder son infinitos. Tú estás en todo y eres todo. Tú eres el Padre de este mundo y de todos los mundos. Tú eres el objeto de la adoración y el mayor maestro, nada puede igualarte ni siquiera en los tres mundos. Me postro ante ti y te pido misericordia. Inconsciente de tu grandeza te llamé « Krishna » y « amigo », perdona mi ignorancia. Trátame como un padre trata a su hijo, como un amigo trata a otro amigo y como un amante trata a su amada. Por favor, reasume tu forma inicial, no puedo soportar ver esta forma tuya. El Señor abandonó su Viswarupa y se convirtió de nuevo en Krishna el conductor de Arjuna. Arjuna dijo: —Sólo ahora se ha serenado mi mente, después de verte de nuevo en tu forma familiar. Krishna le dijo: —Esta visión de mi verdadera forma no se puede alcanzar fácilmente, sólo se puede obtener por amor y devoción incesante hacia mí.

Arjuna le dijo: —Hay devotos que te adoran a ti y hay otros que adoran al Absoluto, ¿Quién de ellos es mejor yogui? Krishna le contestó: —Ambos llegan a mí. Algunos adoran al Absoluto e Imperecedero subyugando todos sus sentidos, son imparciales en todas las circunstancias y están siempre ocupados en hacer bien a todos los seres. Contemplan al Absoluto y vienen a mí. Este camino es muy difícil y casi todos se pierden.
Pero aquellos que fijan su mente en mí y me adoran en mi forma física con fe absoluta y dedicación constante, me son más queridos y les considero yoguis perfectos. El camino que sigue un adorador del Absoluto es muy duro y la meta es difícil de alcanzar. El otro camino es fácil, a aquellos que me dedican todas las acciones y me consideran como lo más querido, cuando meditan en mí y me adoran con firme devoción les salvo pronto de la muerte y del océano de ilusión llamado vida mortal. Fija tu mente en mí y deja que sólo yo ocupe tus pensamientos. Sin duda vivirás en mí y sólo en mí.

Arjuna dijo: —Quiero conocer la verdadera naturaleza del Sanyasa y de la renunciación, háblame de ellas. Krishna dijo: —Los sabios dicen que la renunciación es el abandono de toda acción incitada por el deseo. La entrega de los frutos de toda acción se llama Tyaga. Algunos dicen que la acción debería abandonarse como pecado y otros dicen que no deben abandonarse las acciones tales como sacrificios, donativos y penitencias, pero yo te diré la verdad sobre esto. »No deben abandonarse las acciones de ningún tipo, el trabajo ha de realizarse, pero debe hacerse entregando todo apego a los frutos. Esto no significa que ha de renunciarse al deber. El deber ha de realizarse y sólo se debe renunciar a los frutos y al apego.

El que actúa libre de apego, sin sentimiento de « yo » y « mío », y que es constante, cuidadoso y no le importan el éxito o el fracaso, cuya mente está desapegada de todo y ha subyugado su ser, eliminando así los deseos, puede hacerse uno con Dios.»Aquel que dotado de visión interior se controla firmemente, apartándose de los sentidos y de los objetos de los sentidos, dejando a un lado lo agradable y lo desagradable y morando en
soledad, controla sus palabras, su cuerpo y su mente, ocupándose siempre en la concentración de su mente en meditación, el que trata de estar libre de pasión, dejando a un lado las ideas, la violencia, el orgullo, el deseo, la ira, la posesión y que tiene tranquilidad mental, puede hacerse uno con Dios.»Habiéndose vuelto uno con Dios y tranquilo de espíritu, nunca se queja ni desea. Considera a todos los seres por igual y está dedicado a mí. Puede estar involucrado en todo tipo de acciones y, sin embargo, habiendo encontrado refugio en mí, alcanza al Eterno e Indestructible por mi Gracia.

Fija tu mente en mí y dedícate a mí. Con tus acciones adórame y vendrás a mí. Te prometo todo esto solemnemente, porque me eres querido. »Entrégame las riendas de tu vida y busca protección sólo en mí. No te apenes, yo te liberaré de todos los sufrimientos, te he revelado el secreto
más grande de todos los secretos. Considéralo en su totalidad, vuélvelo a recordar en tu mente y luego actúa como debes. » Arjuna dijo: —Mi ilusión se ha disipado, ya no tengo dudas. Actuaré de acuerdo a tus órdenes. Con una sonrisa feliz que iluminaba su rostro, Arjuna cogió su gandiva y el Señor tomó con su mano izquierda las riendas de los caballos blancos y el látigo con su mano derecha. El carro dorado de Arjuna comenzó a avanzar hacia donde estaba el carro de plata de Bhishma.

Final del comentario.
El tiempo es la Madre de toda experiencia. ¿Por qué digo esto? Pues porque hay un destino común para todos nosotros y se le llama, muerte. Todos nuestros antepasados se fueron, nosotros nos iremos y en el futuro nuestros descendientes también se irán. Las caras que tenemos ahora pasarán al recuerdo inmediato y sólo las obras realizadas quedarán para el futuro. Las Letras y las Artes, junto con la Ética y Moral, forman una
preciosa cadena que unen a nuestros antepasados con nosotros. Sólo cabe expresar agradecimientos y poner en práctica la bondad y alegría por lo que nos han legado y guardado desde antiguo.


Gracias Bhagavad Gita por tu leyenda y tu sabiduría.


Valencia Febrero 2023

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