Sobre la Unidad
Tenemos una vida extraordinaria siempre que la situemos en el buen camino, disponemos además de un tiempo para comenzar desde el principio y en el mismo intento poder alcanzar todo lo imaginable. La Naturaleza entera nos espera en silencio y nos permite seguir en nuestra libertad, a pesar de todo nuestro desapego de ella y sin embargo a pesar de que, el ser humano nacido para el Cielo, según la religión y como el más idóneo y elegido para la Libertad según la política, acaba siendo un esclavo de sí mismo y del entorno.
“Pobre humanidad que tiene mojadas y rotas las alas por la causa de estos difíciles tiempos, pero mucho ánimo querido lector, que para eso están los obstáculos, para superarlos”. El problema principal de esta falta de armonía, se encuentra en lo alejado que nos encontramos de la verdadera Unidad.
¿Cómo comenzar? Indaguemos juntos.
Salgamos de nuestros pequeños pensamientos temporales y egoístas, busquemos lo que es atemporal y más duradero en el mundo de las ideas, preguntándonos del porqué y él para que de las diversas acciones y situaciones humanas, con sus variados resultados. Analicemos lo que dicen los escritos milenarios sobre lo que es «el hombre». ¿Porqué tenemos una mente de deseos tan insaciables? ¿Para qué tantos infortunios y querellas entre nosotros?
Bien es cierto que estamos muy desunidos, muy separados los unos de los otros, no aceptando las desigualdades ¿Por qué? La filosofía de Oriente viene a nuestro auxilio y nos enseña que es «la mente de deseos» o Kama manas, que al ser dual tiende a dividirse y a protegerse por su polaridad, con la perspectiva de una constante lucha entre el bien el mal, el gusto y el disgusto, el placer y el dolor, etc. de modo que, como todo en la Naturaleza, constituye con esta dualidad las propias diversidades y egos diferentes en las personas. Evidentemente, nada más que nos hace falta, es observar los muchos «modos» de ver y de sentir la vida, donde cada uno pretende ser el único y el mejor, y esto es a groso modo, el nombrado “sentido de la separatividad» que nos tiene en “jaque perpetuo” al hermano con el prójimo y con el mismo medio natural a causa del egoísmo.
Pero ánimo lector, pues también de las mismas escrituras, nos viene la «sublime nota» de que el hombre tiene una chispa de in-egoísmo o de una chispa de «mente universal» – que denominan manas – que se pone en buena sintonía con la generalidad de las ideas universales y más comunes. Ideas que son de amistad con los demás, de unidad con el entorno social, pues anhelamos el Universo de la Paz, del Amor y de la Belleza, ese lugar soñado e imaginado, que en el fondo, todos lo sentimos en nuestro corazón. Ese lugar de la mente pura, es el espacio donde surgen las preguntas que os muestro más abajo, las mismas preguntas que nos permitirán, tarde o temprano salir de nuestra pequeñez y secar las alas mojadas, a falta de esperanzas por ver un mundo mejor y más justo. Las herramientas son las dos alas regaladas por la Divinidad, que son el Conocimiento y la Caridad que nos permite llevarnos a la Ciudad Hermana, la Ciudad Alta de las Once puertas, verdadero origen del Ser Humano.
Observo entonces cada día que esta «inteligencia de Unión” está apenas sin utilizar y si bien en general todos la buscamos y hablamos de ella a través de los diversos medios a nuestro alcance, se nos aleja cada vez más por las muy diversas y variadas formas de entendernos entre nosotros. Se observa que todos buscamos la Igualdad, pero en este caso no dirigimos muy bien nuestro noble propósito, cuando pretendemos unirnos en lo cotidiano y pasajero de las necesidades y la supervivencia diarias. Esta es una equivocada aventura, pues en el mundo de Kama o de los deseos, no se encuentra la verdadera Unidad, pues estos mismos son muy diversos. La diversidad no es mala en sí misma, tan solo es negativa cuando busca apartarse de lo que es propio de ello, la búsqueda de la Verdad y su esencia, que es la Libertad de conocernos bien a nosotros mismos.
¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo?
¿Por qué existe tanta injusticia?
¿Cuál es el propósito de la vida?
¿Existe vida después de la muerte?
¿Tenemos libre albedrío o somos marionetas del destino?
¿Somos responsables de nuestros actos, recogeremos lo que sembramos?
¿Es este un Universo fortuito, gobernado por fuerzas ciegas y sin sentido o existe un plan detrás de él?
Podemos añadir aún más preguntas, pero las que verdaderamente nos sirven, son aquellas que tienen en su centro un pensamiento más universal o manásico según la filosofía atemporal de los pueblos antiguos.
Conclusiones a las que he llegado.
La humanidad es como la Ciudad de las puertas de Oro, donde deben primar los buenos mandamientos sobre los egoísmos de separatividad, pues es verdad de que todos buscamos lo mismo, la Unidad de lo Uno. Todos buscamos la misma puerta de la Inmortalidad y el descanso final, pues quien ha vivido mucho y conoce esto, quiere ya descansar.
La Unidad es en suma, el descanso definitivo de todas nuestras búsquedas y caminos, que nos reúne a todos a pesar de nuestra gran diversidad, en la Paz y en la Serenidad del futuro encuentro con el verdadero actor de la obra, que se pregunta: «Ser o no Ser, esta es la cuestión» cuestión primordial en esta trágica comedia que es la vida misma y en el mundo actual donde, como en un teatro se celebra la función.
Zharten